El pasado sigue hablando en voz baja. El mañana, es la pregunta
El patrimonio orgánico y frágil de madera se deteriora, se reduce, se deja de mantener y proteger, y por otro lado irrumpe una invasión de nuevos sistemas constructivos industriales...

Arquitectura vernácula y arquitectura sintética
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Las artes visuales son más que una representación estética, son también un cuestionamiento de la realidad. El trasfondo del proyecto plantea en sí una reflexión paradójica, por un lado se celebra la riqueza expresiva de un lenguaje constructivo vernáculo que nos habla de la memoria del pasado, pero al mismo tiempo, advierte hoy un escenario nuevo donde se observan dos fenómenos en el plano arquitectónico: el patrimonio orgánico y frágil de madera se deteriora, se reduce, se deja de mantener y proteger, y por otro lado irrumpe una invasión de nuevos sistemas constructivos industriales, que si bien, destacan por su mayor eficiencia y cuentan con los adelantos del diseño actual, producen construcciones completamente genéricas que carecen de identidad local, es más, están vacías de ella.
A este fenómeno lo llamaré para efectos del proyecto, la proliferación de la arquitectura sintética (aquella generada con componentes artificiales producidos industrialmente en masa), como contraparte de la ya mencionada arquitectura vernácula, cargada de identidad local, representativa de la factura manual y construída mayoritariamente de materia prima local. Basta hacer un viaje a través de la isla grande para advertir cómo a progresado la presencia de esta nueva tipología de construcción, que da cuenta de que ha cambiado no solo la forma de construir sino también de vivir. Es también necesario mencionar que el encarecimiento de las materias primas con las cuales se construían las viviendas del pasado, contribuye a que se busquen otras opciones materiales hoy. Dicho estilo mencionado se extiende también a múltiples construcciones que albergan actividades mercantiles de consumo, emplazadas en centros urbanos, en ciertos casos de manera disruptiva y con poca afinidad al contexto preexistente. Es el avance imparable de la 'Ciudad Genérica', como diría el arquitecto Rem Koolhas.
Chiloé se transforma en el siglo XXI, sin duda. Es interesante y necesaria la incorporación de nuevas tecnologías y avances que abren nuevas oportunidades al progreso, pero ¿es necesario hacerlo al costo de olvidar la memoria del pasado y el patrimonio, para dar paso libre a los formatos del consumo?, ¿es acaso progreso, abrir las puertas al mundo del mercado sin establecer ciertos límites?, ¿cómo preservar la memoria en un mundo que parece arrasar con ella?.
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Este fenómeno de degradación patrimonial no solo ocurre en el archipiélago sino también se observa en otros puntos del país donde existen estas riquezas, constatando que las políticas y acciones de protección de la memoria material, existen, sin embargo son aún insuficientes.
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Viajando por otras latitudes he visto con interés como se logra un buen balance entre la incorporación del mundo tecnológico y económico contemporáneo, pero a la vez se emplea una política de conservación muy estricta con el patrimonio histórico del pasado, lo que revela una conciencia potente respecto al valor de la historia y la memoria para la sociedad, al mismo tiempo una toma de acción definida respecto a ello.
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Advierto que para Chiloé, desde mi punto de vista, el desafío es esa toma de conciencia, reconocer con intensidad ese pasado que aunque reducido, sigue aún hablando en voz baja, y preguntarse cómo conciliar ese pasado con el mañana, que es la gran pregunta.
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(Escrito perteneciente al cuaderno de viaje de Texturas visuales)​
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